#BAFICI #6: siempre mucho más en Competencia Internacional
Sigue avanzando el festival y aquí compartimos tres cortas reviews de otras tres cintas que compiten en la sección más importante del evento. La primera es la excelente "Porto", primer largo de ficción de Gabe Klinger (y segunda obra después del reconocido documental "Double Play"), una cinta que ofrece una clara muestra de la capacidad de composición del director, en el hecho de que elige rodar en tres formatos distintos e intercalarlos en su historia. Una trama de amor, al estilo de Linklaker.
Ese universo de amantes que son de distintas culturas y se encuentran en un lugar neutral, bello, a explorar. Ahí aparecen todas sus inquietudes, perfiles emocionales y hasta idiosincrasias enfrentadas a la hora de llegar a acuerdos sobre los hechos del presente.
"Porto" refleja la vida de una ciudad, desde la visión de un director que acierta con la búsqueda de la emocionalidad en sus personajes. Aquí, la pareja principal, tiene en el protagonista masculino al recientemente fallecido Anton Yelchin, un chico que venía muy bien y al que extrañaremos mucho. El, junto a la exótica y potente Lucie Lucas, conforman una pareja en el punto de partida de un cambio en sus vidas.
Hay en Klinger influencias del cine oriental en la composición dramática y mucho de este choque de culturas que cada tanto llega a cartelera. Párrafo aparte para el trabajo del director de fotografía, quien logra apoyar las ideas del director para llegar a buen término, siempre.
En el debe, quizás no sorprenda mucho la propuesta y algunas debilidades del guión a la hora del clímax, le restan puntos en el balance final. También, debemos decir, la presencia de Yelchin en su último trabajo, tiñe de tristeza un film íntimo y próspero en imágenes de la inceíble ciudad europea. El segundo título para esta entrega es "Wind", de Tamara Drakulic. En este caso, un producto fallido y lejos del nivel del resto de la competencia. Muchas veces digo que el peor pecado de una película es ser aburrida. No interesar. Eso es lo que sucede aquí.
"Wind" es la historia de una chica de 16 años en la costa montenegrinna, de vacaciones con su padre. Mina, tiene mucho tiempo libre por delante, se encuentra en un lugar paradísiaco pero tiene situaciones por resolver en cuanto a su relación con papá, quien tiene alguna sorpresa preparada para alterar el descanso de su hija (al menos, accidental). Drakulic filma bien. Eso es innegable. Trabaja mucho sobre la naturaleza y elige mostrarla como componente integrante de la trama, elemento que no juega a favor. Hay demasiado silencio, pocos buenos diálogos, mucha superficialidad y un ritmo de narración cansino que roza a los documentales de observación de a ratos.
Sin demasiadas aspiraciones más que resaltar que la geografía del lugar es importante (quedense hasta el final y verán el porqué), esta cineasta queda en deuda con "Wind". Claramente, sin la fuerza de una buena historia, los escenarios no alcanzan a conformar una buena cinta.
Tercer película de esta Competencia Internacional y en este post nos llega el momento para hablar de "2557", de Roderick Warich. Tenía muchas expectativas por esta cinta, ya que el universo donde transcurre el relato me parecía muy atractivo a priori. De hecho, el cineasta alemán utiliza su habilidad para rodar en la noche de Bangkok con bastante acierto, aunque falla en darle al relato, interés y coherencia narrativa. En "2557" (curioso título porque se escucha en la película que ese es el año en que la historia transcurre y no parece, porque el principal artefacto en uso es un celular con Android), tenemos a dos germanos de visita en Tailandia, dispuestos a pasarla bien. Drogas, alcohol, mujeres. Todo el combo. Pero quieren tener un emprendimiento.
Y es entonces cuando uno de ellos vuielve a Europa a conseguir el dinero para tal fin. Ahí es cuando la historia se comienza a enredar. Warich propone seguir la trama a través del personaje de una diminuta mujer, amante de uno de los sicarios de una banda local. Ella será quien vaya contando que sucede a medida que el tema se vuelva cada vez más espeso. Aquí hay mucho trabajo en el seguimiento de las actividades marginales nocturnas, clásicas del pulso de una ciudad de estas caraterísticas, y poca preocupación para contar una historia atractiva.
Lo que parecía ser un relato de suspenso negro con todas las de la ley, se va perdiendo en insólitas pequeñas resoluciones (a Warich no le gusta la violencia y ya verán porqué lo digo) que hacen avanzar la historia a saltos espasmódicos. Sobrevalorada y sin matices, "2557" es una cinta de alguien que tiene que buscarse un buen guionista urgete si quiere jugar en las grandes ligas. Pronto, más info de BAFICI en nuestra sección "Festivales" y recordá seguirme en @rodrigochavero vía twitter para más data al instante.