
BAFICI: últimos impactos nacionales para tener en cuenta (VII)
Sergio Wolf, responsable del festival, declaró hace un tiempo que este BAFICI tenía una excelente selección de películas locales. Ya promediando el festival, y de cara a pensar en su afirmación, necesitábamos entonces seguir transitando funciones que nos pusieran de cara a la filmografía autóctona, a través de varios de sus más renombrados directores.
Uno de los más esperados, sin dudas, era Gabriel Medina. Vimos “Los paranoicos” hace ya,…cuatro años? y luego de ese promisorio debut, esperábamos un opus que profundizara y definiera su perfil como realizador, confirmando sus potencialidades. Esta vez, el joven realizador elige mudarse al campo y traernos desde la sierra cordobesa, una película extraña, austera y enigmática, que el público recibió con entusiasmo en sus proyecciones.
“La araña vampiro” es la historia de un joven (Marín Piroyanski) con problemas psicológicos (o emocionales, si quieren), llevado por su padre (Alejandro Awada) a una cabaña solitaria y aislada, lejos de la civilización. No viven juntos, parece, y a partir de un par de llamados telefónicos, pronto nos enteraremos de que esta convivencia vacacional no es casual. La primera noche, el adolescente (aquí parece eso Piroyanski) es picado por una araña en el brazo y ahí se desata el conflicto principal.
Una vez atendido desde un centro médico, le dicen que la picadura no es venenosa y que está todo bien. Por otro lado, los baqueanos de la zona afirman lo contrario, e incitan al lastimado a iniciar un camino en busca de la solución local a su problema: le dicen que esa herida se infectará y será mortal sino da con otra araña similar a la que lo atacó. Facilitarán un guía (Jorge Sesán) que lo acompañará en ese trayecto en busca de los arácnidos agresores… El camino será duro… Habrá montañas, lagos, llanuras y un vasto recorrido a pie para encontrar la cura…
Para Medina, sin dudas, lo importante es el viaje iniciático hacia una nueva etapa de la vida, donde el protagonista deberá enfrentarse a sus propios miedos y doblegarlos, si quiere salir victorioso de la contienda. Piroyanski encarna al dubitativo y temeroso personaje principal, en una sólida composición. Seguramente sin su carisma, habría sido difícil sostener el relato por las características planteadas (la austeridad en la escena, los silencios, etc…).
Y si bien la historia es lógica, cinematográficamente consistente y estupendamente fotografiada, lo cierto es que por largos períodos, me hizo acordar a “Gerry”, de Gus Van Sant. Demasiado recorrido por territorios inhabitados, muchos planos de caminatas extensos y pocas líneas de diálogo. Bellos paisajes pero, como recorrido turístico, hubiese preferido otro destino.
En ese sentido, mi impresión es que “La araña vampiro” es una película correcta pero que de alguna manera, agota al espectador casual. No es una película larga pero en cierta manera, su manera de presentar el relato la hace sentir extensa. Por lo demás, es una propuesta interesante que satisfizo a gran parte de la prensa especializada.
El otro estreno nacional fuerte del que muchos hablaban fue “La chica del sur”, documental de José Luis García que se perfila para ganar (al menos) el premio del público en la Competencia Nacional.
Debo reconocer que había leído poco y nada del tema, antes de entrar a la sala, por lo cual, la experiencia de ver este trabajo, de principio a fin sin tener idea del marco en el que se presentaba la historia, me pareció excelente. Me sorprendió, cautivó y enamoró esta chica de Corea. Un film colorido, rico en matices, profundo e ideológicamente comprometido, como pocas veces ví en la Competencia Argentina.
En 1989, José Luis García visitó accidentalmente (en realidad fue por un evento específico, pero no había comprado pasaje, sino que usó el de su hermano, quién canceló a último momento) Corea del Norte. En esos atribulados días, un suceso llamó su atención: una chica (adolescente) del sur (recordemos la geografía de la península), pudo cruzar la frontera y manifestar a su gente del Norte, que quería la unificación de las naciones enfrentadas.
Su presencia en ese momento histórico fue registrada por García con una cámara VHS, tecnología disponible en ese tiempo. La popularidad y el carisma de Lim Sukiung hicieron el resto: se hizo famosa por su posición integracionista y convocó el interés de la prensa mundial ante cada intervención pública suya. Lim luego volvió a Corea del Sur (fue detenida y estuvo presa durante un lapso de 3 años) y su vida entonces continúo por carriles en sintonía con sus aspiraciones de unidad: era una activista de peso, respetada y terminó enseñando en la universidad.
García retoma esa emoción que despertó su aparición en ese lejano momento e intenta rescatarla, desde el archivo primero y luego, pensándola como protagonista de este documental. Lo que se ve en “La chica del sur” es un relato de vida único, conmovedor, de una idealista nata y su cambio y evolución a través del tiempo. La película ofrece atractivos suficientes incluso para atraer al espectador no habituado a este género, dado su ritmo de narración y la claridad de lo que busca transmitir. Es, sin dudas, un film directo y luminoso, historia internacional que hoy mismo se debate ante cada problema militar en esa zona asiática.
Dos exponentes del cine nacional que se estrenaron en BAFICI y nosotros estuvimos ahí. La cuestión es, cuáles serán los ganadores de la competencia nacional? Tendrá oportunidad alguna película local de alzarse con la internacional? Pronto, más reviews y más festival en estas horas de cierre, con nuestro equipo de siempre: @mvicvaz, @rodrigochavero y @PRelats. Seguinos!