
BAFICI XVII: del amor al cine
Seguimos con BAFICI, ya cerrando el festival, pero tenemos más títulos por reseñar antes de nuestra despedida. En esta oportunidad, les traigo dos títulos. Dos películas que ponen el acento en cómo se percibe y como el cine logra atravesar sujetos y modificar estados de ánimo. Con mucha curiosidad fuimos a ver ámbas y aquí les traemos que nos pareció «Les Coquillettes» y «Locaciones: buscando a Rusty James», de Sophie Letourneur y nuestro querido Alberto Fuguet.
En la primera, seremos testigos de la historia de dos amigas (o sea, las tres actúan de ellas mismas) que van a un festival de cine a presentar una película, pero claro esto no es más que una excusa para que ella se acerque a Louis Garrell, con quien cree que nacieron para estar juntos. En realidad una reunión entre ellas es la excusa para que cada una cuente su versión de lo que pasó.
Lo divertido es el contraste que muchas veces se genera entre lo que una cuenta y lo que pasó realmente, en realidad con uno de sus personajes, el más divertido, el de Camille, que se enamora de alguien que apenas le presta atención. Más parecido a «Girls» que a «Sex and the city», estas amigas simplemente buscan estar con alguien, pasando por situaciones divertidas y a veces patéticas, porque en realidad son tres perdedoras cuando de relaciones se tratan. Sin duda una película muy girlie, pero con ciertas citas cinéfilas, especialmente sobre el festival de Locarno, y algún cameo significativo.
Trailer Locaciones: Buscando a Rusty James from Cinépata on Vimeo.
Y después recibimos nuevamente en Buenos Aires al gran Alberto Fuguet. Nos trae «Locaciones: Buscando a Rusty James» su último opus. Tras «Velódromo» y «Música Campesina» ahora presenta un documental sobre el histórico film de Francis Ford Coppola, “Rumble Fish”. Lo que hace el director es recopilar testimonios de primeros acercamientos al film y de cómo estos se involucran en uno, y además viajar a Tulsa para visitar las locaciones que por supuesto nos las presentan con el mismo blanco y negro que la película.
Pero no se queda en un simple documental sobre una película, sino que como bien dijo el director, presente en la proyección y dispuesto a responder las preguntas del público, es una película para fans y para los cinéfilos. Porque si hizo esta película no era para analizarla ni nada por el estilo, sino que es su forma de rendirle homenaje a una película que, en sus propias palabras, lo salvó.
Él relata de manera bella (con imágenes de locaciones vacías, algunas de archivo, de la película; y hasta música de Radiohead en un par de momentos claves que no hacen más que ayudar a transportarnos) lo que nos sucede a muchos: cómo una película nos puede cambiar la vida.Es una oda de amor a la película de Coppola y al cine, porque podría ser esta película, o podría ser otra, pero son aquellas que llegan sin proponérselo en un momento justo de nuestras vidas. En definitiva, dos exponentes en esta nota de la potencia y magia del cine para generar emociones y modificar recorridos personales.