
#BAFICI24: La vida a oscuras
Enrique Bellande dirige este documental que forma parte de la Competencia Argentina y pone en foco no solo a la imprescindible figura de Fernando Martín Peña, sino al laburo impagable que realiza desde su pasión y amor por el fílmico.
«El conocido apotegma de la Filmoteca «Nunca hay que tirar nada» se complementa con otro no menos acuciante: «Hay que ver todo». Es decir, no se puede mandar algo al archivo sin procesarlo adecuadamente. Da un trabajo bárbaro, claro, pero vale la pena, porque se abre el mundo. Al menos para los que percibimos mejor el mundo cuando se presenta mediatizado por el cine«. Este párrafo del Diario de la Filmoteca, novedad editorial de Blatt & Ríos, pretende resumir un trabajo minucioso que solo puede realizarse con mucho interés y pasión por él.
Bellande entonces se dedicó hace varios años a filmar a Peña en su salsa. Es decir, en medio de la inmensa colección de fílmicos que guarda, o brindando proyecciones para cinéfilos ávidos de descubrir lo que aun no vio, o asistiendo cuando lo llaman a recoger aquel tesoro que para otro pasó a ser basura.
Para quien conoce a Peña, y si a uno le interesa el cine por fuera de lo que ofrecen las cadenas o las plataformas seguramente lo hace, sabe que es alguien que hizo de su pasión su vocación y que siempre alzó la voz para aquello que aún no se consiguió: una Cinemateca nacional que permite preservar nuestro patrimonio. Es una persona con una cantidad de cinefilia y conocimientos inmensos.
Pero Bellande lo muestra desde un registro observacional, sin inmiscuirse y simplemente dejándolo ser. Peña es ese hombre que solo puede ver algo si es en fílmico, o que para su posible final en el programa que le permitió difundir las películas que le gustaban alza la voz para añadirle algo de cinematográfico al doloroso final que se avecina, o que en realidad no acepta finales y cada uno de ellos lo convierte en un nuevo comienzo. Porque si algo muestra Bellande, además de lo solitario y meticuloso que puede ser su trabajo, es que siempre está dispuesto a abrir una puerta más ante las que se le cierren.
La vida a oscuras retrata de manera modesta e intimista a esta persona que se cargó en sus hombros el trabajo que el Estado aún no considera necesario. Sin políticas que ayuden a preservar y a difundir nuestro cine, éste seguirá siendo relegado en su lugar de origen.
Larga vida al cine y larga vida a Fernando Martín Peña.