Go-On-N

«Go on»: de cómo la pérdida no tiene por qué ser en llanto

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Desde Friends que Matthew Perry se ha robado nuestro corazón. Estamos dispuestos a pensar que a través de sus personajes siempre tiene un lugar en nuestra casa. Esta serie marca su retorno al Prime Time y, no sé si un poco por nostalgia o si es un poco porque la serie realmente lo merece, que todas las tardes sean repetidos o nuevos, buscamos a Ryan King en la pantalla.

Con el típico formato de sitcom (lo que implican 22 minutos de duración y resoluciones de conflictos pequeños en cada capítulo, aunque en este caso la duración alcanza los 52 minutos por capítulo), esta serie cuenta la historia de un locutor de radio que tiene su programa de deportes y que ha quedado recientemente viudo.

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Es un tipo un poco infantil, un poco cerrado y, sobre todo, que no está dispuesto a enfrentar su pérdida como se lo exigen en el trabajo hasta que cae en manos de este grupo de apoyo. Y ese es el paso número uno: salir de la negación.

A lo largo de la serie encontraremos gags y un costado sensible que Perry ya había sabido explotar como Chandler (mi personaje favorito de Friends) y situaciones de esos pasos por los que uno atraviesa en orden de superar el hecho de que el ser querido ya no está. ¿Por qué funciona la serie? Por varias cosas: primero porque el grupo de apoyo es de lo más disfuncional pero demuestran problemas que nos son cercanos sólo que en una hipérbole.

A lo mejor la mayoría no lo quiere aceptar, pero todos tenemos algo en común con alguno de ellos. Segundo, por el mismo entorno de él que es esa gente que nunca pensó tener que respaldarlo en estos momentos (sobre todo cuando él se plantea tan reacio a ser respaldado) donde están el mejor amigo y la asistente intentando sacar las papas del fuego.

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Tercero por él, porque termina siendo el medidor romántico de todo lo demás, porque Janie se hace inmensa cuando él la recuerda y porque ese vacío es lo que permite que el espectador perdone cualquier otra torpeza de su personaje.

Go on no es tan liviana como muchas otras comedias. Al igual que las que más recuerdo, siempre tiene su dosis de sentimentalismo, su romance y sus risas. Tal vez el tema termine agotando, pero la verdad es que para ese momento, ya todos le habremos hecho un lugar a Ryan en el sillón de casa y ya no lo vamos a querer dejar ir.

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