«Norma»: Reencontrarse con una misma

En esta nueva película de Santiago Giralt, escrita junto a su protagonista Mercedes Morán, Norma es una mujer de vida acomodada que vive con su marido en un pueblo de provincia. Cuando su empleada de toda la vida decide abandonarla de manera repentina y tajante, sin mucha explicación y con mucha decisión, su vida se le empieza a trastocar y empieza a abrirse y a salirse de ese rol que parecía establecido.

Lo primero que se nota que esta partida marca en la vida de Norma es la soledad de la que quizás no era consciente antes. Su marido nunca está en la casa, con su hermana no se habla, su hija es una profesional que hizo su vida, no tiene amigas en el barrio y su madre es una mujer mayor más interesada en las noticias o la telenovela.

La vida de Norma no parece colmarla. Pasa noches en vela a causa de su insomnio casi normalizado, asiste a un taller de arte que apenas la distrae, cuida a su madre terca, y ahora encima tiene que hacerse cargo de las cosas de la casa. Y entonces aparece Judith, una terapeuta cuya apariencia ya indica soltura, libertad.

La presencia de esta mujer, interpretada por Lorena Vega, no es el empuje que necesitaba para abrirse a otras experiencias, sino una compañía para no hacerlo sola. Porque es ella la que un día encuentra una latita con algo de cannabis que dejó su hija olvidada, es ella la que se escapa durante alguna noche de insomnio a la quinta que tiene en estado de abandono y que su marido quiere vender. Cuando aparece Judith, deja de hacer estas cosas sola. A este viaje interno de autodescubrimiento y empoderamiento quizás le sobran algunas relaciones con personajes secundarios o resoluciones que poco tienen que ver con la idea central. Incluso hay algún cameo que tampoco aporta mucho más que la sorpresa de ver a cierta figura.

Norma no sería lo mismo sin Mercedes Morán, ella le impregna a su personaje encanto y esa ambigüedad entre lo vulnerable que puede parecer en algunas situaciones y lo fuerte que termina siendo a la hora de enfrentarlas. Lorena Vega también se desenvuelve de manera hermosa pero el desarrollo de su personaje termina quedando a medio camino, en la superficie. Dan ganas de que se hubiese explorado un poco más ese aspecto.

Menos pomposa y bastante más sólida que Primavera, Norma es una comedia ligera y amable, que quizás no genere muchas risas pero sí una profunda simpatía por su protagonista. Desde lo visual no se destaca demasiado y algunos planos en grandes angulares descolocan.

Aunque el guion introduce muchos temas actuales, su acercamiento a veces es algo pudoroso y eso hace que por momentos se sienta un poco anticuada en algunos aspectos la historia de esta mujer que aprende a salirse de las normas y encuentra su independencia emocional.

Después de su paso por salas de cine desembocará en la plataforma Netflix.

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