
L to R: Tom Conti is Albert Einstein and Cillian Murphy is J. Robert Oppenheimer in OPPENHEIMER, written, produced, and directed by Christopher Nolan.
Y el gran día llegó. Finalmente, «Oppenheimer» está en salas de todo el mundo. El nuevo trabajo de Christopher Nolan (anoten, sus películas llevan recaudados más de 5 mil millones de dólares a la fecha) esperado por todos, es otra muestra más de su inagotable talento. Cada nuevo desafío implica desarrollar estructuras que la industria, en general, no provee a sus cineastas.
Aquí, Nolan tuvo a disposición recursos suficientes para llevar a cabo gran parte de sus ideas sobre la historia y los usa con ingenio y creatividad (filmar en IMAX en formato de 65 mm en blanco y negro, contar con un reparto inimaginable de primerísimas figuras, etc). La tarea de presentar la vida de un hombre tan controversial era una apuesta arriesgada, pero a la luz de los resultados finales, puede decirse que Nolan «lo ha hecho de nuevo».
Esta es la historia de quizás, uno de los científicos más relevantes de nuestro tiempo. De hecho, esta discusión sobrevuela la película todo el tiempo. El doctor J. Robert Oppenheimer ha sido el cerebro detrás de la creación de la bomba atómica. Aquel artefacto de destrucción masiva, inició el camino de la carrera nuclear y provocó el nacimiento de una era de amenaza permanente que perdura hasta nuestros días.
Nolan elige para protagonizar a este personaje, nada menos que a Cillian Murphy, quien se mimetiza con el rol de una manera absolutamente deslumbrante. El nivel de su composición dramática, es hipnótico. Lleva adelante un papel difícil y sostiene la tensión en cada mirada y cada gesto, a lo largo de las tres horas de duración, logrando una extraña empatía con el espectador neutral, uno de los grandes aciertos del film.
La trama juega en dos tiempos. Por un lado, presenta todo el camino de ascenso a la cima de Oppenheimer, desde que estudia en la universidad hasta que lidera el proyecto «Los Alamos» (donde el grupo de científicos se instaló para crear el mortal artefacto). Por el otro, encontramos un escenario posterior, que se intercala con el anterior, en el cual vemos todo lo que sucede después de la consolidación de su carrera y en las discusiones políticas que se dan sobre la cuestión armamentista y el desarrollo de la bomba H entre 1947 y 1952.
Oppenheimer es caracterizado como un hombre ególatra, intenso, genial, pero dubitativo y con ideas políticas de difícil lectura para la época. Conoceremos aquí algo de su vida, a través de su relación con dos mujeres: Jean Tatlock (Florence Pugh), una de sus amantes, y su esposa, Kitty (Emily Blunt), bióloga y madre de sus dos hijos. Murphy muestra una mezcla de integridad y brutalidad comunicativa en cada interacción con su mundo y esas mujeres marcan sus contradicciones e inseguridades en torno al presente y el futuro.
Luego tenemos el ejército de mentores y colegas que se vincularon o trabajaron a sus órdenes para llevar adelante el arma de guerra más importante del siglo XX: Kenneth Branagh (Niels Bohr), Josh Harnett (Ernest Lawrence), Bennie Safdie (Edward Teller), Alex Wolf (Luis Alvarez) y más… Todos en el tempo correcto, agudos e incorrectos, ideales para graficar esos complejos perfiles.
Y también tenemos una importante línea que trabaja la discusión política, que arranca con Matt Damon (Leslie Groves), el militar a cargo del proyecto que selecciona a Oppenheimer como líder del equipo y que se afirma después con la figura camaleónica de Robert Downey Jr (Lewis Strauss), responsable de una comisión que reune a los científicos más importantes de EEUU al servicio de la defensa del país.
Oppenheimer en esta etapa era muy reconocido mundialmente y en años posteriores, sus vinculaciones en su juventud con el comunismo llevaron a que un sector del gobierno intente alejarlo de los debates sobre el uso de la energía nuclear. Veremos entonces a una comisión apócrifa, ocuparse minuciosamente de su trayectoria moral y profesional, con Jason Clarke (Roger Robb) a la cabeza. Dentro de ese micromundo científico, hay lugar para una breve pero potente intervención de Rami Malek (David Hill) sobre el climax de la cinta.
Nolan necesita que su público esté atento, compenetrado en su obra. La cantidad y complejidad de personajes que desfilan y parte del lenguaje que se utiliza, lo demandan. Como espectador común, creo que el film es un desafío constante. A entender, a decodificar emocionalmente que le sucede al personaje central, pero más allá de eso, a proyectar las contradicciones que se dan en todos los involucrados.
Es sin dudas, una gran candidata a fin de año para los premios de la Academia. Y si Murphy no gana el Oscar a mejor actor, ya les anticipo sin conocer a ninguno de sus rivales, será injusto. Es importante también decir que no encontrarán en «Oppenheimer» escenas de destrucción masiva y violencia, desde lo material. Hay filosas discusiones que flotan en el aire, pero esta película es drama biográfico hecho y derecho y en ese sentido, se celebra la elección realizada. Nolan, lo hizo una vez más.