«Esperando la carroza»: de ayer, de hoy y de siempre!

Vuelve a las pantallas argentinas después de 27 años Esperando la Carroza, uno de los clásicos modernos de nuestro cine más admirado por los espectadores y que, con el tiempo, también se ganó el respeto de la crítica general.

En los últimos años, con la explosión de las salas digitales, ya es costumbre que, cada tanto se reestrenen las películas más recordadas de Hollywood. Todo empezó a principios del año pasado con Volver al futuro, y debido al enorme éxito llegaron Top Gun, El Padrino, Scarface, y hace unas semanas Casablanca (sin contar las versiones 3D de los clásicos de Disney como El Rey León, La Bella y la bestia, y Buscando a Nemo). Por eso es que ya era momento de que alguien viera la oportunidad (y por qué no, el negocio) de hacerlo con nuestro cine; y a juzgar por las expectativas, y el recibimiento que tuvo en la presentación oficial no fue para nada una mala idea.

Por si todavía queda algún argentino sin saber de qué va la película, les cuento que se trata de un domingo en la familia Musicardi, con cuatro hermanos y una madre (Mamá Cora) de la que nadie quiere hacerse cargo. Actualmente la anciana vive en la casa de su hijo Jorge (Julio De Grazia), el mayor y último en casarse. Pero su esposa, Susana (Mónica Villa) ya está en un estado de cólera y no parece poder aguantar mucho más; es por eso que dirige a la casa de Sergio (Juan Manuel Tenuta) otro de los hijos y Elvira (China Zorilla) para pedirle, rogarle que se la lleven por un tiempo. Lo que no sabe Susana es que ese domingo Sergio y Elvira se reúnen con el tercer hijo varón, Antonio (Luis Brandoni) y su esposa Nora (Betiana Blum). Reunidos todos a la fuerza en la casa que fuera de Mamá Cora las tensiones, falsedades y verdaderas personalidades de cada uno van a salir a la luz; más cuando pierdan de vista a la madre y por una confusión piensen que se suicidó, velorio incluído. Mientras tanto, Cora (Antonio Gasalla) se encuentra en la casa de en frente siendo espectadora de algo que no comprende.

El gancho del reestreno es la remasterización en digital de la original fílmica a cargo de CineColor, y ciertamente el trabajo está más que cumplido. Es más, tal vez por la mala calidad en que se encontraba originalmente (falta de color, luces, con rayas y/o pelos de cámara, y un sonido a veces no audible) este sea el mejor resultado de todos los reestrenos que vimos hasta ahora; hay que decirlo es impecable. La película se ve y se siente como nueva, pero esto no es solo gracias a la corrección de imagen y sonido, se siente nueva por la actualidad de su guión. Perfectamente podríamos estar hablando de una producción actual y el comentario sería él mismo, la crítica social mordaz es tan perfecta ahora como antes, y si dentro de 20 años la vuelven a estrenar seguirá siéndolo. Esto es gracias al texto original de la obra de Jacobo Langsner y la adaptación para cine de su director Alejandro Doria.

Analizar y alabar a la película en sí ya es algo inútil, ya todos saben de la calidad de que estamos hablando; principalmente porque deben ser pocos quienes no la hayan visto. Entre salas, VHS, DVD y TV es uno de los mayores éxitos de nuestro cine. Igualmente vale el párrafo de que todos están perfectos, desde el conjunto actoral (al que habría que sumar a Lidia Catalano, Andrea Tenuta, Cecilia Rosetto, Enrique Pinti, Dario Grandinetti, y Clotilde Borella, entre otros) hasta la dirección, maquillaje y el minimalismo de la puesta de escena.

No es común que una película se convierta en un clásico de estas magnitudes, se puede llevar más o menos espectadores, pero que casi 30 años después todos repitamos diálogos y nos recordemos escena tras escena es propio de una magia inexplicable. A partir de ahora y por unas semanas vamos a poder volver a presenciar esa magia nuevamente por pantalla grande, con la gracia de mantenerse tan fresca (o quizás más) como antes, celebremos por nuestro cine.

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