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«Museum hours»: Viena llamando

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Lo primero que hay que decir de esta pequeña gema que nos regala Jem Cohen, es que hay mucho para descubrir en los pasillos de un museo de primera línea.

Sí, por supuesto, las obra que atesora, sus objetos e instalaciones, siempre son la fuente en la que sus visitantes se refrescan y se maravillan (o no) con las manifestaciones que allí se encuentran pero… cómo funciona una institución tan compleja, desde sus ejecutores? Qué valor tiene el arte para el visitante común? Cuáles son las representaciones que la gente tiene al contemplar cuadros ? Cómo transcurre la vida misma, dentro de un lugar así?

De alguna manera, Cohen (quien se especializa en videoclips, documentales y ya se ha animado a largos narrativos) intenta responder a estos interrogantes, con un relato prolijo, tierno y muy didáctico sobre una historia pequeña que tiene como epicentro el Kunsthistorisches Museum de Viena, Austria.

Johann (Bobby Sommer) es guardia de seguridad en dicho lugar, vive solo (tiene más de 60 años y es gay) y su pasatiempo favorito es jugar poker online y prestar mucha atención al público que visita su espacio laboral. Tiene un hermano, al que casi no ve, y su vida es rutinaria y solitaria.

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Cierto día, nota que una turista necesita asistencia, y no sólo para saber dónde es el baño (la pregunta que él dice que más le hacen mientras trabaja): está realmente perdida en la ciudad y no parece una visitante normal. De hecho, no lo es. Es canadiense, llegó a la ciudad para ver a una prima que está en coma y no conoce el idioma ni tampoco dispone de mucho dinero para su estadía.

Nuestro hombre se conmoverá por la historia y tratará de oficiar de guía turístico, amigo y soporte linguístico de dicha mujer, Anne (Mary Margaret O’Hara), en sus horas en la fría y hostil Viena, dentro y fuera del majestuoso museo en el que las charlas se suceden una y otra vez…. Y recuerden que allí hay Brueghels, Rembrandts, Rubens, Archimboldos…

Es correcto decir que el director se posiciona detrás de la amable y curiosa personalidad de Johann para mostrarnos la rica vida de contemplación que se da al ver cómo el arte impacta en los sujetos. Cohen entiende que su lente tiene que registrar no sólo rostros asombrados o inquietos frente a cada cuadro: se permite reflexionar en voz alta sobre qué sucede en los tiempos que corren con esta percepción in situ.

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Por momentos, su sensibilidad abruma. Pero «Museum hours» no transcurre totalmente dentro del Kunsthistorisches, no. Johann y Anne pasean por la helada Viena, de café en café, compartiendo charlas que caracterizan la idioscincracia local, de una manera sutil pero profunda.

Y no sólo eso, hay también espacio para la emoción cuando la acción se instala en el hospital, o en largas caminatas al aire libre. El film tiene un montaje increíble que no deja nada librado al azar. Arranca sonrisas. Conmueve. Atraviesa. Transmite. Como el arte mismo.

Pocas veces uno encuentra una película que puede complementarse con una visita a un Museo, de manera tan perfecta. Si el arte te moviliza y el cine es uno de tus pasatiempos favoritos, «Museum Hours» te fascinará. Podés verla de manera exclusiva en el Malba (Figueroa Alcorta 3415), donde se exhibirá todos los viernes de enero, a las 22; y todos los domingos, a las 18. No la dejes pasar.

Museum Hours (Trailer) from Cinema Guild on Vimeo.

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