BAFICI III: Panorama desde el puente (porteño)

Hora de hablar de algunos títulos importantes de la sección «Panorama» del BAFICI 15. Mirando la grilla, es cierto que el relieve de esta sección es más que importante y que muchas de las películas que se presentan en este espacio son festivaleras, originales y de directores consagrados por la crítica internacional. Veamos entonces, tres casos que dan que hablar dentro de la programación. El primero es la controversial «Chroniques sexuelles d’une famille d’aujourd’hui», luego seguimos con «Mekong hotel» y cerramos este post con «Like someone in love»…

Pascal Arnold y Jean-Marc Barr, de cierto recorrido en la industria francesa, se animan con un opus muy interesante. Si bien en varias fichas la encontrarán catalogada como «Comedia», lejos está de formar parte de ese género. «Chroniques…» es una radiografía familiar de tres generaciones viviendo el sexo, como lo experimenta la gente común. Arranca con un adolescente a punto de ebullición, quien es observado por masturbarse en clase. Proviene de una familia normal, inquieta (al principio, luego no tanto) como idealiza o se acerca a su despertar sexual. Arnold y Barr comienzan por descontracturar el relato y darle naturalidad. Vemos a los padres y otros miembros de la familia y la manera en que se abordan su sexualidad y somos testigos de sus prácticas en la soledad de los cuartos de la casa.

Contrariamente a como suena, al film se lo ve claro y directo. Es fácil conectar con él, ya que nos vemos reflejados en las distintos episodios a los que somos invitados. Hay discusiones sobre cómo encarar la intimidad, incipientes relaciones nuevas (la pérdida de la virginidad tiene un lugar destacado) y el intercambio de fantasías, miedos y expectativas que todos tenemos cuando tomamos en serio la cuestión. A estos sujetos el sexo les importa. Y está perfecto. La película respira esto y los cuerpos, simples, cercanos, se entrelazan mostrando una radiografía de cómo se lo vive, a diferentes edades.

Dentro del encuadre propuesto, debo decir que me cerró. Una idea sencilla y muy bien llevada a la práctica. Hay mucho geografía corporal expuesta, aquí, pero todo, está subordinada a lo que se intenta contar, que es como diferentes miembros de una familia se nutren del encuentro coital y erótico para edificar sus vidas. Vale la pena.

Luego me tocó ver a uno de esos directores que siempre esquivo, porque mis colegas tienden a caracterizarlo como un cineasta de los más valiosos de oriente y yo, discrepo profundamente con ese concepto. Hace dos años fui a ver «Uncle Boomme…», la película con la que Apichatpong Weerasethakul ganó la Palma de Oro en Cannes en 2010 y salí decepcionadísimo. Mis compañeros decían «obra maestra» y si no me dormí en la proyección, fue de puro milagro.

No acuerdo con la óptica ni su ritmo de narración, tampoco con la elección de sus tópicos… Pero, sigo intentando ver que descubre la crítica internacional en él. Por eso me atreví a «Mekong Hotel». Y después de una hora de cinta, debo decir que Weerasethakul continúa perfeccionando su estilo austero, contemplativo, lleno de fantasmas e ideas que no parecen tener unidad… Está convencido de ellas. En la ficha de imdb la veo catalogada como «documental», y si bien de a ratos lo parece, está lejos de entrar en esa categoría. Más cuando lo que atraviesa a este cineasta es tan fuerte. Ese aire folk, la reencarnación siempre presente, los espíritus que desdibujan el mundo real…

Qué les puedo decir? Es festivalera. No esperen nada lejos de esa esencia. Tenemos un hotel a la orilla del río Mekong, en la frontera Laos / Tailandia, y allí, un grupo de gente que intenta  hacer su trabajo. Claro, el director y su equipo recrean una pelicula («Ectasy garden») mientras algunos personajes un tanto extraños transitan el espacio común… provocando determinados eventos, únicos, en movimientos mínimos, aunque a veces, sorprendentes… En síntesis, si te gusta este director, seguramente no te defraudará. Si como yo, no disfrutás su manera de transmitir cualquier relato, ni se te ocurra acerarte a esta pelicula. Es cine arte… localista, con un estilo de narración que no tienen nada que ver con el mainstream y muy árido para el espectador corriente. Sólo para público con sensibilidad extrema y que sean fan de este artista (me cuesta pensarlo solo como cineasta puro). Ah, dura exactos 61 minutos.

Cerramos con la película que sucede a la extraordinaria «Copia certificada» del iraní Abbas Kiarostami, «Like someone in love». Me encanta su cine, debo reconocer. Ví varias veces la maravillosa cinta con Juliette Binoche y William Shimel así como tengo presentes sus maravillosas «Taste of cherry» y «Ten». Aquí, nos vamos a Japón. Es sabido que muchas jóvenes de ese país se prostituyen para pagar sus estudios universitarios. Una de ellas, de novia, tiene en su agenda ver a un octogenario escritor en su casa. A su pareja le cuesta contener sus celos. No conoce la actividad de Akiko pero algo presiente. Kiarostami elige cuatro o cinco escenarios semi fijos durante todo el relato y allí instala la historia… que no es más que una relación tierna entre un adulto mayor y una mujer perdida y sin rumbo.

Hay enigmas? Si, los hay. El iraní tiene mucho oficio para caracterizar personajes naturales, sin aristas agudas y dejarlos fluir. También para que convocarnos y seducirnos con su simpleza. En esta ocasión, sin embargo, Abbas no alcanza el nivel de sus obras maestras. Hay menos vértigo y demasiado encuadre en tiempo real.  Eso impide que los diálogos sean más coloridos. Rin Takanashi (la protagonista), es demasiado inexpresiva y su historia, si bien no niego que de ratos me gustó, la percibi extensa y con un uso del tiempo real, cuando menos discutible. Insisto, amo a Abbas, pero no creo que esta sea de las memorables.

En síntesis, tres películas de las que se hablará mucho, por ser de las destacadas dentro de la sección. Muchas de las funciones donde se las proyectará, ya están agotadísimas. En próximos posts, tendremos mucho más sobre Panorama…

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