
«The Bling Ring» (Ladrones de la Fama): pertenecer tiene sus privilegios
A simple vista, «The Bling Ring» es la película menos personal de Sofia Coppola. Es también la más superficial y la más frenética. Pero eso sólo si se la mira por la superficie. Porque el último film de la directora que con sus films anteriores supo definir claramente su sello personal, sigue respirando su cine.
Lo hace en personajes femeninos perdidos en una sociedad de clase alta y superficiales, en su visión del mundo de las celebridades (que salvo en «The Virgin Suicides» se ha encargado siempre de mostrar desde sus propias perspectivas), en ciertas tomas, como aquella en la que Marc se da cuenta que adora a Rebecca, o cuando salen de una de las casas, y es de noche pero ya queriendo empezar a aclarar el día. Tras «Somewhere», que recordaba más a la Sofia de «Lost in Translation»,»The Bling Ring» rememora inmediatamente a «Marie Antoinette», película donde el exceso de lujo y la obsesión por cosas «banales», como zapatos, vestidos, parecían ser protagonistas.
En «The Bling Ring» a ninguno de sus protagonistas les interesa robar para ser más ricos, todos son de familias acomodadas. Roban para acercarse a un mundo del que todos quieren ser parte, y porque perciben a la sociedad en la que viven como una basada exclusivamente en la apariencia, y sólo se sienten bien en público luciendo sus carteras Chanel o zapatos Louboutin.
Eso les da el target que buscan. «Todos nos amaban. Teníamos tantas cosas hermosas y lujosas», dice Marc. Pero es poco, cada vez se va sintiendo más ese gusto a poco, y lo que comienza como un juego deriva en una obsesión. Sofia Coppola dice que no venera este mundo de celebridades y a la gente fanatizada por ellas, pero que es consciente de que existen.
Lo es como cualquiera de nosotros que al buscar en Google las palabras claves «Hollywood Gossip» encuentra cientos de blogs y páginas dedicados a mostrar fotos y noticias del día a día de las celebridades como Paris Hilton (que incluso cedió su casa para utilizarla como locación), Miranda Kerr y Lindsay Lohan. La película está basada en un artículo que Nancy Jo Sales escribió para Vanity Fair, periodista que aparece en el film justamente como la periodista de la misma revista que hace las entrevistas.
Porque este grupo al que bautizaron como «The Bling Ring» existió y fueron los que se metieron en las casas, en las vidas privadas, de estas celebridades. Y, más allá de las licencias poéticas que tanto el artículo como la película se toman, sabemos que los chicos lograron su cometido, ser famosos. Como dice Marc, estaban siendo venerados por algo que está mal visto en la sociedad.
No hay ninguna transformación en estos personajes desde el principio de la película hasta el final, al menos no de estas mujeres (la película toma como protagonista -al menos por su testimonio le cede una mayor importancia- a Marc, el único que se muestra arrepentido y siente que fueron muy lejos, y es tratado de traidor), no aprenden las lecciones de la vida, como cuando Chloe maneja intoxicada y un auto la embiste: esto no deriva en que intenten no volver a ser imprudentes a la hora de manejar, siguen como si nada hubiera pasado. Katie Chang, Emma Watson, Taissa Farmiga y Claire Julien interpretan de manera magistral, superficial, sobreactuada, a cada una de estas jóvenes que sólo juegan a ser lo que quieren ser.
El único de estos personajes al que podremos conocer un poco más a través de su familia, es al de Nicki (Watson), cuya madre (Leslie Mann) les da anfetaminas y las cría en su casa con un método al que llama «El Secreto». Quizás, hubiera estado bueno que la película ahondara un poquito más en este tema, aunque si a alguien le interesa siempre puede ver el reality «Pretty Wild». Sofia Coppola no juzga a sus personajes, se limita a mostrarlos. Si algo viene haciendo ella con sus películas, es mostrarnos un mundo que conoce, que le es cercano, habla de lo que sabe.
Por eso, aún ante las repetidas tomas de las chicas derritiéndose ante los zapatos, carteras y joyas de marcas de lujo, se la percibe auténtica. Porque habla de una sociedad que existe, que por ahí a nosotros nos es un poco más lejana (aunque no del todo, prendamos la televisión y veamos los programas que predominan, claro, son otro target de celebridades pero la obsesión parece ser la misma) pero que sabemos que existen, como les decía, basta poner en Google las palabras adecuadas.
Anexo de Crítica por Rolando Gallego
Tomando un caso real (y no el de la banda de los “chetos” que robaba ancianos), que leyó en una nota de la revista Vanity Fair, Sofía Copolla regresa al cine con “The Bling Ring”(USA, 2013), para hablar de un síntoma de esta época de relaciones 3.0, fama instantánea y vacío generacional. Un grupo de jóvenes de Beverly Hills se responde la pregunta “¿A quién no le gustaría conocer las casas de los famosos? Y la respuesta que se ofrecen ellos mismos es radical, porque no sólo van a “conocer” las casas de los famosos en plan NO TENGO NADA QUE HACER Y ME ABURRO, sino que además comienzan a llevarse “souvenires” que terminarán en un botín de más de 3 millones de dólares.
Van a las casas con la premisa de “vamos de compra” y si bien hay una líder, Rebecca (Katie Chang) que toma como “mascota” a Marc (Israel Broussard) el nuevo de la prepa Indian Hills, y con él que comenzará todo, poco a poco se sumarán más integrantes al equipo, como Nicki (Emma “Harmione” Watson), Sam (Taissa “AHS” Farmiga) y Chloe (Claire Julien).
Todos se sumarán y delirarán con estos robos flashmobs. El Pop celebrity trash (Paris, Lindsay, Audrina, etc.) es objeto de deseo y delito de estos jóvenes que encuentran un placer ontológico en el robar a los famosos. Obviamente que algunos esconden sus objetos, pero otros los exhiben impúdicamente en las redes sociales para buscar seguidores y me gusta.
Y en esto de “exhibir” y de mostrar todo es en donde “The Bling Ring” o “Adoro a la Fama” encuentra su punto más fuerte, porque si bien Coppola utiliza música estridente y ralentis para generar la digresión necesaria, la trama y la acción avanza rápidamente, en la exhibición, reiteración y repetición de robos y de noches en boliches. No es la Coppola de “Somewhere”, “Lost in Traslation” ni mucho menos “Vírgenes Suicidas”, pero es una realización con una potencia basada en los hechos que cuenta que genera empatía por sí sola con los personajes y la historia. Estos jóvenes realizan todo con una filosofía de “hacemos lo que queremos”, “vamos a donde se nos antoje” y nos reventamos en el camino porque ya tenemos toda nuestra vida resuelta, y además hacemos todo eso arriba de unos Louboutines (zapatos de diseño), su fetiche.
Pero ellos no saldrán impunes, y así rebecca justifica su accionar por culpa de su madre autoritaria, Marc culpa a su familia que lo ignora, y Nicki y Sam al karma (“quiero creer que esto pasó para que yo crezca” dice en un momento Nicki), porque éstas últimas son educadas en su casa por su madre (Leslie Man) una ultra fanática de las nuevas terapias y de “The Secret”. La noche/la fama/el dinero y la idea que toman de una de sus canciones preferidas que dice algo como “vive rápido, muere rápido, las chicas malas lo hacen bien” (himno de otro grupete que este año también llegó al cine en “Spring Breakers” de Harmony Korine) generan un círculo vicioso del cual no se podrán escapar.
Y ahí comienza otra película, una en la que los jóvenes harán más frecuentes sus “visitas” a las megamillonarias mansiones. Y en ese “visitar” más recurrente terminarán dejando pistas por todos lados y por las que serán detenidos (no spoileo nada, el caso fue muy famoso). Película con una profunda mirada sobre el estado actual de la juventud, filmada con cámara en mano y planos frenéticos, pero con una economía de recursos y un ascetismo que por momentos contrasta con los lujos que en cada robo muestra, “The Bling Ring” es un acercamiento más al estado de las relaciones y los vínculos sociales en la era de la instantaneidad.